domingo, 4 de marzo de 2007

Paulo Vilouta: “Fui el Javier Portales de varios Olmedos”

Al final lo logró. Después de estar doce años al mando de las noches de La Red y de ser el “comodín” de la emisora que salía al toro cuando faltaban Fernando Niembro, Marcelo Araujo, Gómez Castañón, Mónica Gutierrrez, Santo Biasatti, Majul y hasta Mirtha Legrand; el bueno de Paulo Vilouta ya tiene su espacio en un horario no marginal ("Tarde de Radio", AM 910, lunes a viernes de 14 a 16). “Hay muy pocos referentes en deportes... Victor Hugo, Niembro, Mariano (Closs), Gonzalo Bonadeo y alguno que me olvido. Otros se bajaron como Araujo o Paenza. Hoy en el periodismo deportivo te podés destacar con poco, porque el nivel es muy chato”.

-¿Los reemplazos te entrenaron, fueron un aprendizaje?
-Sí, porque tuve que hacerle la suplencia a todos en la radio, con esquemas muy distintos cada uno. El que viene de reemplazo no puede cambiar el estilo que está impuesto. Hay un respeto al oyente y al conductor original, que son los verdaderos dueños del horario. Fui el Javier Portales de varios Olmedos.
-Igual, tenías tu espacio, “El Magazine”.
-Sí, le habíamos buscado la vuelta distendida, porque para recaudar tenía varios trabajos y llegaba bastante saturado a conducir. Ese programa de la noche había arrancado deportivo, como toda la radio. Después empezaron a pasar cosas a esa hora (el accidente del avión de LAPA, la caída de De la Rua, etcétera) y me largué a apoyarme en la otra pata de la noticia.
-Como tantos otros periodistas deportivos.
-Sí, claro: Néstor Ibarra, Bernardo Neustadt, Nelson Castro, Victor Hugo Morales, Mauro Viale, muchísimos. Algunos me consideran relator, pero no. Soy un periodista que a veces relata porque sabe hacerlo.
-¿Te daba miedo el pase?
-Seguro, porque te preocupa que no te acepten en un nuevo rol. Pero, si tanto en la radio como en América 24 estoy presentando noticias, es porque los tipos vieron en mí una faceta que ni yo creía que estaba.
-Me hablabas de recaudar. ¿El techo de un periodista de información general es más alto que el de deportes?
-Sí, puede ser. Hay muy pocos referentes en deportes...
-¿Quiénes?
-Victor Hugo, Niembro, Mariano (Closs), Gonzalo Bonadeo y alguno que me olvido. Otros se bajaron como Araujo o Paenza. Lo que noto es que hoy en el periodismo deportivo te podés destacar con poco, porque el nivel es muy chato.
-¿El periodismo deportivo guarda códigos extra? Por ejemplo en el caso del alcoholismo de Ariel Ortega, que se ventiló en todos lados menos en la mayoría de las páginas o programas deportivos.
-Si eso le pasaba a una vedette, hablábamos todos. Como es un futbolista, shhhhh.
-¿Por qué?
-El problema es que muchos de los periodistas nuevos no pueden despegarse de la pasión que los llevó a esta profesión y siguen hinchas de su club. O se hacen amigos de los jugadores y se condicionan a dar ciertas noticias. Así, el que opina marca diferencias. Claro, ellos tienen otros dilemas, porque van todos los días al club. Sin ir más lejos, los aprietes de los barrabravas.
-A vos también te paso. La pasaste mal en la cancha, ¿no?
-Sí, por eso hace mucho que no relato. Me harté esas situaciones y ese es el motivo por el cual no lo extraño, aunque me gusta el fútbol.
-¿Qué situaciones?
-De la cancha de Racing me tuvo que sacar la montada porque me dieron vuelta la cabina. Con dirigentes Chacarita también tuve enfrentamientos tremendos. Señoras grandes te putean o escupen porque sos periodista. Y les pasa a todos. Pero encima, porque trabajás para Torneos y Competencias creen que sos el dueño del fútbol.
-¿Víctor Hugo es uno de estos últimos?
-Sí, y no corresponde. Porque él conoce a muchos que trabajan o trabajaron acá, y sabe que nunca nos bajaron una línea de lo que había que decir. Tuve disputas con miles de tipos y no me decían nada, siempre opiné lo que quise. Nunca me llamaron ni Juan Cruz ni Carlos Avila o Federico Infante para pedirme que no habláramos de algo. Jamás.
-¿Vas a la cancha por placer?
-Iba cuando era chico. Al hincha se lo trata mal, las condiciones son deplorables, los baños son una vergüenza, hay robos y droga. Ahora voy poco si no tengo que trabajar. Porque siempre hay alguno que tiene algo para reclamarte por lo que dijiste.
-¿Por esto no se dice de qué cuadro son hinchas ustedes?
-Es riesgoso. Además se pierde la magia. Siempre quieren saber de qué cuadro sos, la gente fantasea con eso. Es como preguntárselo a un referí. Claro, muchos viven felices o en una tragedia por un resultado deportivo. En ese contexto, si decís algo inapropiado podés irritar más si saben tu club. Es curioso, pero esto no se da en política. Hoy se ventila sin problemas a quién se voto, cosa que antes no pasaba.
-¿Los futbolistas son complicados?
-Algunos sí, tienen doble discurso. Son muy simpáticos hasta que decís algo que no les gusta y te ponen cara de culo. Otros parece que viven en la punta del Aconcagua y miran todo desde arriba porque lo demás no existe. A esos cuando les chupás las medias está todo bien, pero si te parece que jugaron para cuatro puntos les da un ataque y no te saludan más.
-¿Tenés amigos futbolistas?
-No, aunque tengo buena relación con mucha gente del ambiente. “La última palabra” por Fox, me sacó la imagen peleadora que traía de “Tribuna caliente”. Además estoy más grande.
-En su momento fuiste de los pocos que salió a exponerse públicamente como damnificado por Giselle Rímolo.
-De eso se ocupa mi abogada, el tema está dilatadísimo. Mucha gente hizo arreglos. Yo no, ni los haré. Me molestó porque estuve realmente mal de salud. Me enojó la estafa, yo estaba peleado con ellos antes de que estallara el escándalo. Porque no es que te tiraba las cartas sino que se puso un delantal y me revisó. Una chantada total, tenía el mismo valor que si lo hacía mi mamá.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina

4 de marzo de 2007

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