lunes, 6 de febrero de 2006

Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pesana: “Hay una tendencia exagerada a editorializar”

Se conocieron hace ocho años, cuando trabajaban juntos en televisión, en el noticiero de América, y con el tiempo se convirtieron en pareja. Ahora, “Llamas con todos” (Rivadavia, AM 630, lunes a viernes de 6,30 a 9) marca la primera vez que los periodistas Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pasana se unen en un estudio de radio. “Me habían ofrecido varias cosas pero tengo el corazón anclado en Rivadavia” (Enrique Llamas de Madariaga). “En la competencia por la primera mañana la que gana es la gente” (Denisse Pessana)


Las miradas entre ellos vuelan por encima de la mesa y manifiestan admiración, complicidad, picardía y afecto. Se sonríen y se festejan las ocurrencias. Está claro que la relación entre los periodistas Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pesana marcha viento en popa, tanto en lo profesional como en lo personal. “Si la química funciona tan bien como en televisión, haremos un éxito”, postula Llamas. Y remata con una broma: “Si no, el año que viene estaré solo en el programa”. “Yo tengo preparado el somnífero –retruca ella-. Si molesta mucho, a la noche se lo pongo en un vaso, me vengo a la radio y lo dejo durmiendo”. “Fuera de broma, no somos competitivos. Creemos en el equipo”, corrige Llamas. Y se explaya: “Volvemos a la mañana. Me habían ofrecido varias cosas pero tengo el corazón anclado en Rivadavia, después de haber estado tantos años”.
-¿Se llevan el trabajo a su casa?
(L)-Ella sí, yo no. Por eso duermo en otra casa (risas).
(D)-No, perderíamos frescura.
(L)-El periodismo es emoción y asombro. Las mejores crónicas de corridas de toros las hicieron periodistas que fueron por primera vez. Sin dejar de estar informado, si estás todo el día encima, perdés eficacia.
-¿Cómo se reparten los roles al aire?
(L)-Los temas serán los mismos para los dos. Pero hay algunos en los que la mujer tiene una sensibilidad superior.
(D)-En lo formal conducimos los dos. Enrique tiene una gran experiencia, eso vale. Y lo voy a acompañar, desde atrás. Es mi debut en radio en Argentina (ya lo había hecho en Paraguay).
(L)-Igual, no impongo mi opinión. Los debates son abiertos, y lo lindo es que no estén de acuerdo conmigo. Hay muchas mujeres en la mesa, lo mío es un desafío machista, para ver si consigo hablar. Porque ellas tienen la característica de hablar todas juntas...
(D, interrumpe)-Tendemos a interrumpir.
(L)-Pero lo hacen cuando no tienen espacio. Si se los das, interrumpen igual (se ríe).
-Es raro encontrar figuras femeninas en radio, que se rodeen de mujeres. (L)-Sí, es cierto. Son más celosas y dictadoras que el hombre. Pero no sólo en la radio. Eso pasa también en las empresas, desde Amalia de Fortabat, o Ernestina de Noble, hasta donde quieras.
(D)-Puede ser inseguridad.
-Chiche Gelblung dice que él solucionó un problema de peleas en una redacción de mujeres poniendo un jefe hombre.
(L)-Es un gran macaneador, lo conozco bien. A él le va muy bien con el negocio de la provocación. Y la mujer lo tiene cortito.
(D)-Pero a la vez se rodea de mujeres para trabajar. Por algo será, las debe necesitar. Trabajé con él y no nos destrata.
(L)-Se desquita al micrófono de lo que no puede decir en la casa.
-Ahora, por la mañana.
(L)-Sí, me dijeron que desde hace tres años el horario había cambiado. Antes lo fuerte eran las nueve y diez de la mañana y las cinco y las siete de la tarde. Hoy la gran pelea está entre las seis y media y las nueve de la mañana. Ahí estamos.
-¿Cuál es la explicación?
(L)-No sé. Tal vez la gente se levanta más temprano por la crisis, o nos estaremos adaptando a los horarios internacionales. Esa franja es la más fuerte en la radio de todo el mundo.
-En tanto, en la tele, el “prime time” se corrió hacia la medianoche.
(D)-A la vez que recuperaron la mañana.
(L)-Pero no estamos acostumbrados al noticiero televisivo de la mañana como en Estados Unidos. Tenemos otras costumbres. No somos de desayunos lentos. Más bien de café rápido y a la calle.
(D)-Si tenés hijos no podés sentarte a prestarle atención a la pantalla. La radio te acompaña mientras los preparás para el colegio.
-¿No es una cuestión de target?
(L)-También. Además, Kirchner llega a Casa de Gobierno a las siete de la mañana, a diferencia de otros presidentes. Te lo puedo asegurar porque el helicóptero despega desde mi oreja izquierda. Eso cambió el ritmo de los ministros.
-¿Contra quién compiten?
(L)-No nos mide Ibope porque nos peleamos, pero estamos entre las cuatro primeras. Trataremos de darle el “ritmo Rivadavia”: Alto, ameno, coloquial, nada solemne...
-¿Popular?
(L)-No, con un abanico más amplio. No le buscaremos la quinta pata al gato. Vamos a competir con todos, tratando de robarles un poco de audiencia a cada uno. Fijate que pusieron lo mejor. Para que despierten a Joaquín Morales Solá a esa hora o a Floria. Lo mejor del humor de la Diez va en la primera mañana. Y a ¡Nelson Castro le pusieron un humorista! Él, que si le hacías un chiste no lo entendía.
(D)-En esa competencia gana la gente.
-¿Qué particularidades tiene la radio en ese horario hoy?
(L)-Noto una tendencia exagerada a editorializar. El mundo no se cae por la opinión de un periodista. Debemos ser servidores públicos, haciendo hincapié en la noticia. La gente se cansó de que le interpreten todo sin darle lugar a que saque sus conclusiones.


Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires - Argentina

6 de febrero de 2006



No hay comentarios: