domingo, 15 de enero de 2006

Graciela Borges: “Acá me siento genial, como en el psicoanalista”

Con gran respeto por el medio, la actriz no deja su espacio en la radio, ni siquiera cuando filma una película. A pesar de que siempre trabajó con su imagen, se siente muy cómoda frente al micrófono, comunicando sentimientos sin una cámara enfrente. Una “Gra” poco conocida.
“Escucho a mi hijo en la X4 y a varios más de esa emisora. También Mitre porque soy amiga de Lorena Maciel, Gillespi y todo ese grupo, a Jacobson y me encanta lo de Chiche Gelblung, al que algunos no lo comprenden bien porque es genial”.




Hace una pausa en la grabación de “Las manos” y corre a un rincón del Palacio San Martín en el que su teléfono celular tiene una buena recepción. La urge salir al aire en “La Borges en casa”, su amado programa que va por FM 89.9, La Isla y AM 1420, La Marea, de lunes a viernes de 13 a 14. “Como sabía que tenía que filmar, me anticipe y dejé grabados siete semanas y salgo en vivo, por teléfono, cada vez que puedo –aclara Graciela Borges-. Recién le hice un reportaje a Duilio (Marzio, con quien comparte el elenco). En el piso está Lorena Perevengo, una sobrina mía que es una periodista excelente y lo maneja muy bien”.
-¿Estás cómoda en la radio?
-Como en ningún lado. Acá no gano plata, pero es como ir al psicoanalista. Genial. Da otra visión, los que vienen se convierten en maestros y me visitan amigos maravillosos como Leonardo Favio y María Elena Walsh. Es tan rico y relajado... Lo mejor del mundo.
-¿Tenes referentes en este medio?
-Escucho mucha radio. A mi hijo en la X4 y a varios más de esa emisora. También radio Mitre porque soy amiga de Lorena Maciel, Gillespi y todo ese grupo, a Jacobson y me encanta lo de Chiche Gelblung, al que algunos no lo comprenden bien porque es genial.
-¿Cómo es tu programa?
-Pretendo que sea de servicios, más allá de los invitados o de la música que puedo pautar. Con tantos espacios de denuncia, está bien que haya otros en los que uno pueda aprender a estar mejor.
-¿Te relaja porque no tenés que preocuparte por la imagen, que es de lo que vivís desde hace años?
-Exacto. Antes de ir a un reportaje en televisión me enfermo con ese tema. Después, si sale bien me encanta, pero voy tensa, sin felicidad. Algo que no me pasa en la radio. Es íntimo, hay otra cosa. Aparte, en la tele siempre tenés alguien apurándote. Encima está el rating, que es complicado. Igual, sólo veo esos programas que miden tres puntos.
-¿Te gusta algo en TV?
-Siempre lo mismo. Pettinatto, porque es inteligente, y los productos de Diego Gvirtz. También Pergolini y su “CQC”. No me gustan esos envíos en los que se burlan de la gente, me dan piedad y ternura. Estuve en “Botines” y lo disfruté. Hay varias cosas de Suar que me agradan, así como también algunas de las ficciones que produce Tinelli.
-¿Es buena nuestra televisión?
-Definitivamente sí. Por más que la critique, no sabés cuánto mejor es la nuestra que la de otros países. Cada vez que voy a Europa o Estados Unidos la valoro más. Sobre todo en España, que alguna vez tuvo productos maravillosos.
-¿Por qué trabajaste tan poco para la pantalla chica?
(suspira)-No me debo haber enfocado mucho en eso. Probé hacer tira con Suar pero no es para mí. Más allá del esfuerzo físico que te demanda tantas horas de grabación, soy muy perfeccionista y termino siendo una hinchapelotas. Porque busco lo excelso y los retraso a todos. La televisión tiene la magia de lo masivo. Una pequeña actuación tuya tiene una repercusión formidable. Y si lo hacés bien, es un ejercicio actoral impresionante.

Graciela está rubia y con un traje sastre gris. Metamorfoseada en Perla, la “ladera” del padre Mario Pantaleo en “Las manos”, el filme sobre la vida y obra del cura milagroso de González Catán, que tiene fecha de estreno para este año.
-¿Estuviste en el Génesis de la película?
-Sí, la empezamos a pensar hace tres años, cuando me trajeron el guión. Con los productores Claudio Corbelli y Fernando Sokolowicz en un bar cerca de las Cañitas y me preguntaron mi opinión. Todos estuvimos de acuerdo en que era ideal para Alejandro Doria, porque él es una marca y una garantía, pero suponíamos que nos diría que no, como venía haciendo desde los últimos quince años. Dijo “tal vez sea interesante” y quedó. Con Marrale estuvimos todos de acuerdo. Es ideal, porque es un compañero divino y un actor de una credibilidad notable. En esos ojos hay mundo.
-Se te nota entusiasmada.
-Sí, porque estoy contenta con este trabajo. A veces encontrás actores defendiendo películas malas, en las que sólo se salva su actuación. El cine tiene que ser perfecto, y para eso hay que trabajar en equipo. Te apoyás en los demás, y necesitás que el director haga que la cámara te ame. Mi personaje es muy difícil, porque es el hilo conductor del filme. Se hace muy complicada su continuidad, por su evolución a través de la historia. Tampoco quería caer en un personaje facilista tierno, porque de Perla se sabe poco. Apenas que el Padre Mario la curó de un cáncer terminal y ella decidió abandonar todo para seguirlo. Mi composición tiene un amor incondicional por él y por su obra.

Gustavo Masutti Llach

Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina

Enero de 2006


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