sábado, 5 de noviembre de 2005

Anamá Ferreyra : “Nunca haría un curso de castellano neutro”

“Tenía un poco de miedo de que la gente me cargara porque hablo mal, pero ya con dos programas al aire, la respuesta fue muy positiva”, reconoce la bella modelo. Ella conduce con soltura su programa de los sábados por la AM La Marea y entrevista figuras, sin olvidarse de lo social.


Es un tanto incómodo pensar en Anamá Ferreyra al frente de un programa de radio (“Anamá y los mareados”, AM 1420, La Marea, sábados de 13 a 15). Ella, que tiene una carrera de alrededor de un cuarto de siglo construida a partir de su imagen, y de un curioso y persistente acento brasileño. Sin embargo tiene sus antecedentes. Trabajó hace dos años en Radio Colonia y consiguió lo que hubiera sido el sueño de más de un gobierno militar: la sacó del aire. ¿Cómo? Lo explica ella: “Fue sin querer, llovía y llegué toda mojada. Conecté un secador de pelo y saltó la instalación eléctrica. Me querían matar. En aquella época era una aprendiz, que acompañaba a Mario Mactas. Siempre laburé con la cara y el cuerpo, pero mi voz la compraron para varias publicidades. Cuando me escuchan hablar me reconocen de inmediato”.
-El acento “portuñol” hay que cuidarlo, entonces.
-Exacto. Porque es mi sello. Nunca haría un curso para hablar castellano neutro. Tenía un poco de miedo de que la gente me cargara porque hablo mal, pero ya con dos programas al aire, la respuesta fue muy positiva. Me entendieron todo lo que dije.
-¿Cómo es el programa?
-Entrevisto gente. Desde cantantes y actrices hasta mujeres como Margarita Barrientos, porque la tarea social es muy importante. Y si podemos ayudar, por poco que sea, bienvenido. En el primero también saqué al aire a Jorge Ibañez y a Ginette Reynal porque los afectos son importantes. Además me gustan mucho la cultura y los libros.
-Sos casi abogada.
-Sí. Estudié hasta el último año en una universidad de Río de Janeiro, pero abandone cuando faltaba muy poco. Tenía que ir a recibir el título.
-¿No querés terminar y ser la “doctora Ferreyra”?
-Podría, pero no. Era una universidad muy cara y tuve que empezar a trabajar como mannequin para poder pagarla. Sin embargo, empecé a ganar mucho dinero con el modelaje y allá los abogados estaban (y están) “a la hora de la muerte”). A mí me gustó siempre el mundo de la moda, y era mi mamá la que me exigía un título universitario. Llegó un momento en que me pregunté ¿para qué? Me sabía de memoria artículos de los códigos y todo. Hasta que me fui a París, de vuelta a Buenos Aires, y nunca más.
-¿Firmaste contrato hasta...?
-Por tres meses, como se acostumbra en los medios. Me voy a quedar durante el verano en Buenos Aires por la radio y en la escuela de modelos. Debe haber otra manera, pero la única manera que conozco para vivir es el trabajo. Si no la hice a los veinte no voy a empezar a los cincuenta. Vamos a tener que morirnos laburando.
-¿El horario te gusta?
-Sí, es más relajado. Me permite revisar las noticias de la semana y estar al tanto de la actualidad pero con un ritmo más tranquilo. Los sábados se puede hablar. Tenés más tiempo para entrevistar a alguien. Ni hablar de las diferencias con la televisión, que es una locura. Sobre todo ahora que en TV miden el rating minuto a minuto. Por ahí estás charlando bárbaro con alguien, te avisan que se te están yendo los espectadores y le tenés que decir “bueno chau, me encantó estar contigo”. Es horrible. Este medio permite conversaciones largas y profundas.
-¿Escuchás radio?
-Todo el día. AM. Paso de una emisora a otra todo el tiempo. Me gusta que me hablen y me cuenten cosas. Siempre estoy aprendiendo. Y algo de lo que sacás mucho provecho es de saber prestar oídos. Cuando empecé a trabajar como notera lo único que quería hacer era preguntar y preguntar.
-¿Quiénes son tus referentes en este medio?
-Magdalena (Ruiz Guiñazú) es un ícono, una mujer fantástica. Me encanta cómo pregunta. También Rolando Hanglin, con su placidez y su manera tranquila de ir buscando la punta del ovillo. Me gustan Mario Mactas y Mariano Grondona, que está en la radio por la mañana de los sábados. Y Chiche Gelblung. Ese hombre no puede tener semejante memoria, esas ideas. Una vez empezó a hablar de las gomitas que llevamos en los brazos las mujeres. Y te deja enganchada con el tema. Es un maestro. Encima los conoce a todos. El único que le debe faltar es el Papa de ahora. Aunque pensándolo bien, ya debe haber paseado en auto con él.
-¿Y de los nuevos?
-Pettinatto me encanta por la impronta que tiene. Y por su sentido del humor. Eso es fundamental, te hace zafar. No sé cómo será la vida de la gente que no se ríe. Una amargura.
-¿Qué esperás de este ciclo?
-Que nos escuchen. Si no tienen nada que hacer los sábados a las 13 pongan la radio. Llámennos, mándennos un e-mail. Si no, está todo bien. Igual, algún loco mareado nos va sintonizar.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires - Argentina

Noviembre de 2005

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