lunes, 25 de octubre de 2004

Edgardo Mesa: "Es difícil que te reciba un imberbe y te pida un currículum"


"A esta altura de mi carrera, como decía Perón, 'estoy amortizado', no necesito explicar quién soy", afirma Edgardo Mesa, recientemente recuperado para la trasnoche porteña con "El nochero" (Radio Del Plata, AM 1030, lunes a viernes de 0,30 a 5). El conductor dice que, a pesar de quedar marcado por la TV, con "Mesa de Noticias", más de dos décadas atrás, la radio es lo que más ama. En ese medio está desde hace treinta y cinco años, con recordados pasos por Rivadavia y Continental. Ahora volvió a después de dos años de ausencia (lo último había sido en las mañanas de El Mundo). "Estuve como 'exiliado' -se queja-. Llevaba carpetas con propuestas a todos lados, pero no pasaba nada. El título de eso era 'al pe...'. Los medios son ingratos, sobre todo con la gente grande. Esto no pasa en el exterior, donde los periodistas o conductores viejos se retiran cuando quieren, porque se los respeta".
-¿Se sintió despreciado?
-Mirá... es difícil que te reciba un imberbe y te pida un currículum. No es soberbia, pero no estoy para eso. Te hacen sentir mal. Llamás a alguien y te dicen que está en una reunión. Al otro día "se acaba de ir", y así hasta que al final te mienten que "se tomó unos días". Te das cuenta que te están "bardeando", (como dicen los chicos). No me llamaba nadie. A veces levantaba el tubo del teléfono para revisar si tenía tono.
-¿De qué vivió este tiempo?
-Me instalé en una radio del interior. LT15, "Del Litoral", de Concordia, Entre Ríos. Hacía un programa los fines de semana en vivo. Me iba en auto los viernes y volvía el sábado, acompañado por mi mujer. Dejé muchos afectos allí.
-¿Cómo volvió a la radio de Buenos Aires?
-El que me reivindicó fue Carlos Infante, gerente artístico de Del Plata. Como en todo intervino Dios.
-Está en la emisora de Marcelo Tinelli.
-Sí. Es el gran hacedor de la radio. Lo conocí en mis tiempos de Rivadavia. Yo estaba en el Rotativo del Aire y él era un chico lleno de ilusiones de la Oral Deportiva. Manejó muy bien sus tiempos y hoy es un empresario exitoso. Siempre fue muy trabajador y serio, y todos lo respetan porque no se subió a ningún pedestal.
-¿Por qué la noche?
-Me gusta mucho el tipo de oyente nocturno y la intimidad.
-¿Y el tono?
-No me agrada hacer un programa triste. No quiero cargar más a la gente, bastantes problemas tienen. No me parece sano marcarles que están en soledad o angustiados.
-¿Se refiere al estilo "Te escucho"?
-De Luisa Delfino, gran profesional. Lo hacía muy bien.
-Pero podía ser deprimente.
-Claro, no quiero caer en eso. No hay que tomar "depresol", porque hace mal. Mi concepto es plantear el programa como si fuera de día. Nos va bien, cada vez recibimos más llamados. Todo se hace con un schedule, pautado, como en la vieja radio. Hay muchas secciones fijas, votadas por los oyentes: de música clásica (casi no existe en AM), tango, boleros, folclore y moderna. Le pongo simpatía porque es mi estilo.
-¿Trata de mantenerlos despiertos o los ayuda a dormir?
-Les digo que cuando se cansen se vayan a la cama. Soy muy sincero. La madrugada no tiene por qué estar siempre dedicada las enfermeras de guardia, los serenos y los estudiantes de arquitectura. O a tipos solos y amargados. Cada vez hay más gente con insomnio, no debería haber tantos estereotipos. No tiene por qué diferenciarse la actividad de una radio si hay luz en la calle o no. Trato de darles lo mejor siempre, igual que de día.
-¿Tiene participación el oyente?
-Sí. Algunos salen al aire, y otros grabados. Los mando a los libros, para que contesten preguntas de arte, geografía, historia o interés general. Hubo quien me dijo que "lo obligué a comprarse un diccionario".
-¿Contra quién compite?
-No sé, los respeto a todos. Cuando no trabajaba en Buenos Aires escuchaba los que hoy es mi horario: Jorge Bocacci, Saponara, Carlitos Rodari. Antes de empezar los estudié intensamente a todos para no ser parecido a nadie. Por eso no compito.
-No me nombró a los de las doce.
-Sí, sé que van primeros Alejandro Dolina y Alicia Barrios. Pero yo recién empiezo, llevo apenas cuatro meses. Igual no disputamos el mismo público. A Dolina lo escuchaba mucho como oyente, me encanta. No obstante, repito, no quiero parecerme a nadie. Por ejemplo, no me gusta que me lean los diarios, un clásico de los programas de la madrugada. Eso te duerme. Además, propuse en la radio y fue aceptado, no hacer notas.
-¿Por qué?
-Porque a esa hora la gente ya está harta. Durante el día hay demasiado tiempo para eso. Si encima, a las tres de la mañana vas a cargar al tipo que tiene la radio prendida con que "...el ministro de economía dice", en boca de un experto, satura. Salvo cuando me supera la actualidad con algo muy grande, o que pasa en ese momento. Aunque alguna vez empiece el programa con alguna figura del espectáculo. Como China Zorrilla o Jorge Marrale, por nombrar dos que salieron al aire.
-¿Escucha radio?
-Sí, prefiero los programas humorísticos, divertidos. Y algunos periodísticos como el de Nelson Castro, a quien admiro. También el estilo de Magdalena Ruiz Guiñazú y a Néstor Ibarra. A la tarde disfruto de Fernando Bravo y la tira deportiva de Del Plata, con Fantino y Macaya. En el auto escucho música en FM, como Aspen.
-¿Cómo le afectó la vida nocturna en la relación con su familia?
-Mi matrimonio con Cristina es muy lindo y de muchos años. Tengo dos hijos: Edgardo Horacio y Mariana, que ya volaron. El es médico y ella diseñadora gráfica, y ambos me ayudaron alguna vez en la producción de radio. Por suerte rumbearon a profesiones menos insensibles. No me afectó la vida porque soy muy casero. Los fines de semana almorzamos todos juntos. Es una familia compacta.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Octubre de 2004

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