jueves, 4 de septiembre de 2003

Eduardo Colombo: "El Che Guevara fue la personalidad más importante del Siglo XX"

Dice el vehemente Eduardo Colombo, locutor desde 1966: "Ya hace doce años que conduzco 'Despertando con el Gallo Loco' (AM 630, Lunes a viernes de 5 a 7) y cada vez que puedo reivindico la libertad que tenemos en Radio Rivadavia. Sigo pensando, por ejemplo, que el Che Guevara fue la personalidad más importante del Siglo XX y lo digo".
-¿Cómo fueron los inicios?
-Me decían: "¿Quién te va a escuchar a esa hora?". Pero me interesaba porque veía que terminaba mi turno de locutor a la una de la mañana, y hasta las seis no había nada. Y me preguntaba: "¿Qué hace el tipo que se levanta a las cuatro o a las cinco de la mañana para ir a laburar?". Son muchos, sobre todo los que viven en el Gran Buenos Aires. Esa gente, si quería saber si llovía, tenían que asomarse por la ventana. Era como si hubiese ciudadanos de primera y de segunda. Quería que mi programa atendiera tanto al proletario como al ejecutivo (que se levanta a las seis), pasando por la empleada doméstica y el directivo.
-¿Tiene una carga ideológica ese planteo?
-Sí. El programa no es ni partidario ni tendencioso, pero tiene una ideología clara: está al servicio del trabajador. Además, arremetemos siempre contra la hipocresía, porque nos hizo mucho daño como sociedad. No somos los dueños de la verdad, pero planteamos la otra verdad y no practicamos el periodismo del rumor.
-¿Estás en un horario marginal?
-No para la gente, pero sí para los tilingos que manejan las empresas de publicidad, que lo desprecian. Como si nadie comprara yerba o shampoo en ese horario. Mi programa marcó un éxito de público y ahora nos miran ellos y las emisoras colegas, que adelantaron el horario fuerte a las seis, en lo que es la "primera mañana". Con nuestro esquema: humor, información y música. Pero no critico, porque las empresas buscan su negocio.
-¿En lo cultural también?
-No se puede responsabilizar a las discográficas por ser comerciales. ¿Por qué si cuando vendía, en la década del sesenta, tenían mucho folclore y tango? Sí hay que culpar a los gobiernos que permiten una tremenda penetración cultural extranjera y no defienden a lo nuestro. Cuando yo era joven bailábamos rock & roll pero escuchábamos a Cafrune y a Yupanki e íbamos a ver a Pugliese. La década infame de la dictadura no sólo dejó a los desaparecidos sino también un gran hueco en lo cultural, con las prohibiciones.
-¿Cómo se encara un programa a las cinco de la mañana?
-Igual que en cualquier horario, porque hay que ser auténtico. Puedo mantener mi ritmo a la tarde, la mañana, la trasnoche o la madrugada. Lo hice sin caer en exceso, ni la locura frenética, ni hacer FM en AM. Si el éxito de Cacho Fontana fue que hablaba con el idioma de la calle, del promedio. No se disfrazó y fue un gran vendedor, como buen locutor que era.
-¿Cuál es el panorama de la locución actual?
-Cambió a partir de la TV. Los chicos quieren ser divos como Susana, Tinelli o Pergolini. La locución es más humilde y seria: tiene que vender y para eso debe saber cómo y de qué manera decir. Para eso hay que capacitarse. Pero en la conducción de programas, perdimos espacio frente a los periodistas. Y por ley deberían conducir los locutores.
-¿Cómo es eso?
-Vino la moda de los "grandes" periodistas que hacen todo y se pusieron a conducir. Antes los que presentaban las noticias en los noticieros eran locutores: Repetto, Rousselot, Mentesana y tantos. De buenas a primeras aparecieron los periodistas estrellas y las modelitos de turno. Sobre todo en la época menemista, donde se desrreguló casi todo y nos quedamos sin pelea.
-¿Entonces?
-El locutor tiene las mismas obligaciones de hace veinte años, aunque tiene menos lugares para hacerlo. La carrera es más difícil porque se acotó.
-No hay locutores de avisos.
-El de tanda se perdió. Ahora va todo grabado o bajan el audio del aviso de TV. También se perdió el de turno. Antes había cuatro locutores cada ocho horas.
-¿Cuánta gente perdió el trabajo?
-Habría que sacar la cuenta. Cuando estaba en radio Splendid eramos doce locutores por día, más los suplentes. En todas las radios igual.
-¿Por qué ya no hay locutores estrella?
-Perdimos espacio ante los periodistas. Debe ser porque ante la improvisación, gana en naturalidad el que conoce el tema por sobre el que tiene que leer. Es la ley de mercado. El tema es que la ley de radiodifusión marca muy bien cuáles son las funciones del locutor y eso se bastardeó. No entiendo por qué los periodistas vinieron a ocupar nuestro lugar de conductores. Nosotros tenemos quince años de instrucción, nunca vas a escuchar a un locutor puteando.
-¿Los locutores no hacen de periodistas?
-Nooo. Yo puedo hacer una nota o hablar con un invitado. Y tengo seis o siete periodistas en mi programa, a los que les doy el lugar y respeto. Y todos dicen lo que les da la gana. Claro, antes a los canales los manejaba gente de radio. Ahora lo hacen empresas que buscan ganar plata y no les importa si en la pantalla hay un tartamudo (con todo respeto).


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Septiembre de 2003

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